4 - Componentes del movimiento

En Patek Philippe, el acabado ejemplar de los movimientos es primordial para conseguir una perfecta funcionalidad así como para su belleza estética.

En el detallado trabajo a mano realizado en los componentes interiores de un reloj es donde se alcanza el pináculo del acabado a mano. El Sello Patek Philippe requiere que los movimientos, como el resto del reloj, se creen utilizando tecnología avanzada, sabiduría artesanal, autenticidad y acabado ejemplar.

Después del trabajo en máquina, cada uno de los componentes (muchos de ellos nunca serán vistos) pasa, o es acabado por manos humanas, y a menudo decorado. Los mismos procesos se aplican a todos nuestros calibres, desde Grandes Complicaciones a calibres clásicos. Ciertas superficies pueden ser tan minúsculas que el ojo humano apenas puede percibirlas y los maestros artesanos trabajan con microscopios binoculares. El ajuste de alta precisión lo llevan a cabo maestros artesanos consagrados cuyo objetivo es la integridad y precisión de lo que hacen, y cuya satisfacción se base en el hecho de que todo en el interior del reloj ha sido perfeccionado por ellos con una proeza callada. La calidad del acabado determina, no solo lo bien que la pieza cumplirá su función, sino por cuánto tiempo.

En el detallado trabajo a mano realizado en los componentes interiores de un reloj es donde se alcanza el pináculo del acabado a mano. El Sello Patek Philippe requiere que los movimientos, como el resto del reloj, se creen utilizando tecnología avanzada, sabiduría artesanal, autenticidad y acabado ejemplar. 

Se conoce en francés como anglage. Aquí, el canto afilado entre la superficie y el flanco se recorta hasta conseguir una curva suave de 45°, y después se pule y abrillanta. Uno de los métodos de acabado más complicados, el achaflanado requiere mucho tiempo y exige una consumada maestría artesanal. La superficie de los ángulos debe ser uniforme y suave, con bordes paralelos y anchura constante. Si se ejerce demasiada presión la pieza se deforma. Si la presión no es suficiente, el ángulo no quedará bien definido. Un bisel realza la forma de la pieza, y cuando se ensamblan los componentes, el juego de luz es asombroso. El proceso también elimina cualquier rebaba residual. 

Utilizando una lupa y un raspador con cabeza en forma de lanza se elimina cualquier diminuta rebaba que haya dejado la fresadora en la platina de la esfera, la platina principal del movimiento o los puentes. Con ello no solo se consiguen unos bordes perfectos sino también un mejor funcionamiento, ya que las rebabas podrían desprenderse con el tiempo y alojarse en puntos muy sensibles del reloj, como los trenes de ruedas 

Con una herramienta de joyería empapada en bencina, se labra un chaflán cóncavo o un borde curvado –llamado “gouge”– presionando en espiral en un orificio previamente realizado con la fresadora. Después la moldura se pule a la perfección. 

En el pasado, cuando los aceites eran menos estables, el achaflanado de las ruedas conducía el aceite hacia el eje. Hoy su función es puramente estética, forma parte de la atención al detalle y contribuye al refinamiento íntegro de un reloj magnífico. Las diferentes ruedas (los círculos planos de metal) llevan todas un “gouge” pulido que es un chaflán cóncavo o una ranura ligeramente ahuecada. Se realiza con una herramienta de punta de diamante en un torno, acercándolo a la pieza cuidadosamente colocada, en donde corta un círculo como una diana. Los “gouges’”—círculos brillantes perfectos— se realizan uno a uno. 

Los piñones, los diminutos dientes de las ruedas que ayudan a accionar el tren de engranaje, están compuestos por un eje y alas —dientes de engranaje alargados conocidos como “hojas”. Es prácticamente imposible llevar a cabo cualquier operación en los extremos del piñón (los pivotes), porque son demasiado pequeños, por lo que se debe fijar el piñón a una platina de rueda como soporte dejando sobresalir solo los pivotes. El pulido se realiza con una rueda de esmeril de cuero hasta que el operario, comprobando con una lupa, queda satisfecho de que todos los extremos han quedado suaves y convexos. 

Otra operación utilizada  en el piñón de acero (al igual que en otras ruedas de acero), en este caso con el objetivo de reducir al mínimo la fricción del desgaste de los engranajes y así garantizar una larga vida al tren de engranaje. De nuevo, la diminuta dimensión del piñón convierte esta labor en extraordinariamente delicada. Primero, el operario ajusta el minúsculo piñón en un soporte, lo recubre con una pasta de pulir y comprueba que puede girar libremente. A continuación, el especialista aplica otra pasta de pulir a la rueda de la muela de madera y finalmente acerca el disco de madera a los dientes de la rueda dentada que acciona el piñón, como ocurriría dentro del reloj. Y al mismo tiempo dan un pulido plateado bello y suave a los dientes. 

Este término algo poético se basa en una sólida práctica, para limpiar los planos de los dientes del piñón (las “hojas”). En esta operación se utiliza una muela de metal duro revestida con pasta de pulir. La superficie a pulir es tan compacta que el piñón necesita refuerzo y ser conducido en una rueda provisional (una que estuviera acabada podría ser dañada por las herramientas de la máquina). El resultado es un brillo fulgurante y superficies sobradamente protegidas contra la oxidación. 

Con un torno manual y papel de esmeril, se pulen con firmeza las piezas de latón y alpaca para que la superficie tenga finas líneas circulares. 

Las ondulantes Côtes de Genève, la decoración de reloj más conocida, consisten en una serie de arcos satinados ligeramente grabados sobre una superficie de metal  comouna pletina principal del movimiento el puente o la masa oscilante. En Patek, cada artesano tiene un procedimiento muy personal y comienza tallando su propia herramienta de madera. Sujeta a una muela de madera, la herramienta se cubre de pasta abrasiva y se presiona repetidamente sobre la pieza, sin apenas tocarla, a la vez que la pieza es barrida en su placa de trabajo retirando una cantidad de material mínima y creando un dibujo en forma de olas. Una mano firme es crucial para conseguir las líneas perfectamente derechas o dibujos circulares para la masa oscilante. 

También llamado pulido negro, o poli noir, un nombre que viene del brillo negro o gris (dependiendo del ángulo desde el que se mire) que irradia el componente final. Este es un acabado asombroso y, en la alta relojería, se suele encontrar en el puente con forma de alas de un tourbillon o en un martillo de repetición. Para conseguir ese brillo luminoso, solo posible en acero, la pieza se frota ligeramente con movimientos circulares sobre una lámina de zinc recubierta de pasta de diamante, comenzando con una pasta de grano grueso y pasando a uno más fino. Es el nivel más alto de pulido posible, no deja marcas visibles en la superficie, incluso cuando se observa bajo gran aumento. La superficie final se refleja solo en una dirección, por lo que parecerá, o bien absorber toda la luz y será un ébano sin fondo, o desprenderá un resplandor luminoso. 

Con una herramienta como un lápiz abrasivo, el artesano labra trazos paralelos a lo largo de los lados rectangulares de una pieza. El metal queda con un grano mate denso y aterciopelado. Este sencillo detalle estético da un aspecto más llamativo al interior del reloj. 

También llamado perlado debido al parecido de este acabado a una hilera de pequeñas perlas. Se aplica el perlado a la cara inferior de la pletina del movimiento y a los puentes sujetos a la pletina y las superficies se decoran con motivos Côtes de Genève. El perlado crea un dibujo de círculos entrelazados, realizados como las tejas solapadas de un tejado. El trabajo se efectúa utilizando un pulidor redondo abrasivo colocado en una cabeza giratoria que el especialista presiona a pulso para crear el dibujo que debe ser perfectamente lineal en cada hilera. El especialista necesita una mano firme, el ritmo adecuado y un ojo experto, y cada uno de ellos tiene su estilo particular. Estas decoraciones nunca son iguales y pueden llevar una graduación con cientos de “perlas”, lo que las hace únicas. Parte del  perlado se puede ver  a través del fondo de la caja de cristal de zafiro. 

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